Daños higiénicos
Un ambiente húmedo es el ideal para la formación de hongos,
algunos muy peligrosos. El agua se evapora del muro o de los suelos
transfiriéndose a la atmósfera del local creando así una humedad relativa muy
alta y por tanto, una situación higiénico ambiental absolutamente nociva para
las personas que viven o trabajan en este tipo de ambientes, pudiendo generar
problemas respiratorios. Además el muro húmedo crea problemas de aislamiento
térmico. Un muro húmedo respecto de un muro seco, pierde del 30 al 50 % de su
poder aislante, porque a causa de esta dispersión de calor se debe correr con
un mayor costo energético para caldear adecuadamente el ambiente.
Daños estructurales
La degradación de los muros a causa de la humedad con el
paso de los años puede también comprometer la estructura de
los edificios. La degradación se inicia con el agrietamiento de
la pintura para después pasar a la caída de los revoques llegando a la
desintegración del ladrillo o la piedra, ya que el agua satura de sales el poro
y al salir a la superficie se evapora y deposita salen con poder cristalizador.
Constantemente aumentando y disminuyendo el volumen llena y vacía los capilares
causando el agrietamiento y desprendimiento de pintura y revoques con el
consiguiente deterioro de las partes que componen el muro.
Daños estéticos
Está demostrado que un ambiente atacado de mohos y hongos es
un ambiente enfermo. Si el revoque está manchado de sales producto de la humedad, estará absolutamente
deteriorado desde el punto de vista estético. Además, una vez que el revoque
ha estado saturado de sales minerales en la superficie y que han
venido arrastradas desde los cimentos por medio de la humedad, no existe
forma de volverlo a su estado normal salvo que se elimine la humedad.
Es inútil intentar esconder estas manchas con sucesivas
manos de pintura, ya que en poco tiempo las sales vuelven a reflejarse en la superficie.
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